Por Juan Diego Monje Hernández
Pasando desde Punta Gallinas al norte, Cabo Manglares al occidente, la Quebrada San Antonio al sur y la Isla San José al oriente, se enmarca una región multidiversa, con un aproximado de 54.871 diferentes especies, 324 diferentes tipos de ecosistemas, única en Sudamérica con acceso a los Océanos Atlántico y Pacífico, y demás especificaciones geográficas que engrandecen esta región llamada Colombia. Además de las características ya mencionadas que hacen ver un país excepcional, las problemáticas que involucran al estado, por lo contrario, dañan su imagen socio política y económica. Temas como la educación, al salud, el desempleo, hacen que decrezca su posición en el mundo. Colombia necesita un verdadero estado que le importen los problemas que hay por resolver, y no uno que piense en su propio beneficio, donde explote los recursos del país para aumentar su poderío, dejando a un lado el beneficio común.
Como primera problemática está la centralización de la producción, ya que Bogotá está aportando cerca del 50% al PIB nacional. Por tal motivo, los desplazados por la violencia llegan a la capital del país, tratando de rehacer su vida y pensando que encontrarán mas oportunidades que donde vivían. El estado no protegió sus lugares de vivienda, haciendo así que grupos al margen de la ley se apoderaran de sus tierras para explotarlas inadecuadamente, enriqueciendo su capital, mientras todos aquellos ciudadanos, en su mayoría campesinos, honrados y honestos se sumaban a la lista de damnificados por la violencia. Dos temas fundamentales: la centralización de la producción y el desplazamiento forzado, deben ser de total importancia para el estado.
Los indígenas están pasando por una situación difícil debido a la desolación que están expuestos. No tienen alcance a un servicio de agua adecuado, la salud que se les presta es escasa, hasta tal punto que han creado su propia seguridad para protegerse de los grupos al margen de la ley que transitan por el sector. Extensas distancias tienen que recorrer para alimentar a sus familias. De nuevo se deja a un lado el beneficio común, en este caso el bienestar de estas poblaciones, para seguir con sus ideales individualistas. El servicio de educación debe ser destinado en la totalidad del país, donde la tasa de analfabetismo sea nula; las carreteras nacionales deben ser óptimas para el uso de los ciudadanos; el transporte en las ciudades debe estar al alcance de todos; el servicio de salud se debe prestar a todos los ciudadanos por la EPS.
Colombia es un país multidiverso que debe ser aprovechado correctamente para lograr el bienestar de toda la comunidad. El problema principal es encontrar un poder político adecuado que oriente el país hacia el progreso, donde se trate a las personas por igual y no haya discriminación alguna, es decir, permanezca la igualdad de derechos. Ya no sirve la clásica oligarquía dirigente, sino mentes cambiantes que se orienten por el bienestar común y no por el bienestar individual.
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